28.9.12

Víctor Jara: La vida es eterna en cinco minutos…

“Que el canto tiene sentido,
cuando palpita en las venas
del que morirá cantando
las verdades verdaderas,
no las lisonjas fugaces
ni las famas extranjeras
sino el canto de una lonja
hasta el fondo de la tierra.”

“Ahí donde llega todo
y donde todo comienza,
canto que ha sido valiente
siempre será canción nueva.”

“Manifiesto” (fragmento)
Victor Jara

25.9.12

"Exilio", Alejandra Pizarnik

Exilio

                                                    A Raúl Gustavo Aguirre

Esta manía de saberme ángel,
sin edad,
sin muerte en qué vivirme,
sin piedad por mi nombre
ni por mis huesos que lloran vagando.

¿Y quién no tiene un amor?
¿Y quién no goza entre amapolas?
¿Y quién no posee un fuego, una muerte,
un miedo, algo horrible,
aunque fuere con plumas,
aunque fuere con sonrisas?

Siniestro delirio amar a una sombra.
La sombra no muere.
Y mi amor
sólo abraza a lo que fluye
como lava del infierno:
una logia callada,
fantasmas en dulce erección,
sacerdotes de espuma,
y sobre todo ángeles,
ángeles bellos como cuchillos
que se elevan en la noche
y devastan la esperanza.

20.9.12

Entrevista a Olga Orozco

Nació en Toay, y de alguna manera siempre le fue fiel a ese paisaje de “médanos andariegos, de cardos errantes, de mendigas con collares de abalorios, de profetas viajeros y casas que desatan sus amarras y se dejan llevar, a la deriva, por el viento alucinado”. Ese lugar de La Pampa, del interior del interior, en el que “al atardecer, cualquier piedra, cualquier hueso, toma en las planicies un relieve insensato”. Un lugar de profundidades que la marcó para siempre. “Las estaciones son excesivas, y las sequías y las heladas también. Cuando llueve, la arena envuelve las gotas con una avidez de pordiosera y las sepulta sin exponerlas a ninguna curiosidad, a ninguna intemperie. Los arqueólogos encontrarán allí las huellas de esas viejas tormentas y un cementerio de pájaros que abandoné. Cualquier radiografía mía testimonia aún ahora esos depósitos irremediables y profundos”, escribía en 1984.

Esa tierra alucinada, desierta y excesiva a la vez sería finalmente el paisaje que mejor ilustraría la obra de Olga Orozco, destinada a una contemplación de otros paisajes más medulares y oscuros que las que computan con vacua paciencia costumbristas y objetivistas. Esa capacidad de ahondamiento le dio en vida fama de maga y esotérica, pero ella siempre confesaba que sus poderes eran “escasos”: “Mi heredad son algunas posesiones subterráneas que desembocan en las nubes”.

11.9.12

"La historia los juzgará" Salvador Allende



Salvador Guillermo Allende Gossens
(Santiago, 26 de junio de 1908 – Santiago, 11 de septiembre de 1973)

7.9.12

Guy de Maupassant - PESADILLA

Amo la noche con pasión. La amo, como uno ama a su país o a su amante, con un amor instintivo, profundo, invencible. La amo con todos mis sentidos, con mis ojos que la ven, con mi olfato que la respira, con mis oídos, que escuchan su silencio, con toda mi carne que las tinieblas acarician. Las alondras cantan al sol, en el aire azul, en el aire caliente, en el aire ligero de la mañana clara. El búho huye en la noche, sombra negra que atraviesa el espacio negro, y alegre, embriagado por la negra inmensidad, lanza su grito vibrante y siniestro.

El día me cansa y me aburre. Es brutal y ruidoso. Me levanto con esfuerzo, me visto con desidia y salgo con pesar, y cada paso, cada movimiento, cada gesto, cada palabra, cada pensamiento me fatiga como si levantara una enorme carga.

Pero cuando el sol desciende, una confusa alegría invade todo mi cuerpo. Me despierto, me animo. A medida que crece la sombra me siento distinto, más joven, más fuerte, más activo, más feliz. La veo espesarse, dulce sombra caída del cielo: ahoga la ciudad como una ola inaprensible e impenetrable, oculta, borra, destruye los colores, las formas; oprime las casas, los seres, los monumentos, con su tacto imperceptible.

Entonces tengo ganas de gritar de placer como las lechuzas, de correr por los tejados como los gatos, y un impetuoso deseo de amar se enciende en mis venas.

Salgo, unas veces camino por los barrios ensombrecidos, y otras por los bosques cercanos a París donde oigo rondar a mis hermanas las fieras y a mis hermanos, los cazadores furtivos. Aquello que se ama con violencia acaba siempre por matarle a uno.

Pero ¿cómo explicar lo que me ocurre? ¿Cómo hacer comprender el hecho de que pueda contarlo? No sé, ya no lo sé. Sólo sé que es. Helo aquí.

1.9.12

Miguel Arteche, Premio Nacional de Literatura 1996

 Miguel Arteche, Premio Nacional de Literatura 1996, quien fuera miembro y director de la SECH y de la Academia Chilena de la Lengua., fallece el día 22 de Julio de 2012. Su deceso ocurrió a eso de las 5:00 de la madrugada en su casa de La Reina, Santiago de Chile, de manera repentina, pese a que se encontraba delicado, producto de una bronquitis obstructiva.

Miguel Arteche (Nueva Imperial, Cautín, 1926 – Santiago, 2012). Poeta, narrador, ensayista, miembro de la Academia Chilena de la Lengua y de la Sociedad de Escritores de Chile. Realizó sus estudios secundarios en el Liceo de Los Ángeles y en el Instituto Nacional de Santiago. Cursó derecho en la Universidad de Chile (1945-1946), carrera que no finalizó, y literatura española en la Universidad de Madrid desde 1951 hasta 1953.

En 1947, publicó su primer volumen de poemas, “La invitación al olvido”. Publicó, antes de partir a Europa, “Oda fúnebre” (1948), “Una nube” (1949), “El sur dormido” (1950) y “Cantata del desterrado” (1951). En Madrid publicaría “Solitario mira hacia la ausencia”.

De vuelta a Chile publicó “Otro continente” (1957), “Quince poemas” (1961), “Destierros y tinieblas” (1963) y el volumen antológico que reúne sus tres obras anteriores: “De la ausencia a la noche” (1965).

En 1964 comienza su obra como narrador; publicó “La otra orilla”. Le seguirán “El Cristo hueco” en 1969, “La disparatada vida de Félix Palissa” de 1971 y “El alfil negro” de 1992.

Reconocido como una de las voces más destacadas de la Generación del 50, dada su intensa vida literaria y prolífica obra, de la cual dan cuenta una veintena de libros de poesía, cuatro novelas, además de libros de cuento y ensayos.

Además de su importante labor como formador de nuevas promociones literarias, fue fundador de diversos talleres de poesía, entre ellos destaca el Taller Altazor en la Biblioteca Nacional y el Taller Nueve de Poesía, que no estuvieron ajenos a los acontecimientos del país y que constituyeron un espacio de libertad para la creación.

En el año 1996, es galardonado con el Premio Nacional de Literatura  y entre los argumentos que versan de tal distinción, se le reconoce el “rigor estético y ético con que se dedicó a la elaboración de su obra y a la formación de nuevos autores…”.

COMIENZO

El jardín se ha posado en mi jardín.
Toda su galaxia resplandece a medianoche.
Los árboles destellan, las flores fulgen.
Tiene el césped una tersura de nimbo.
Bajan los Transparentes
y de sus cuerpos surgen peldaños de escala.
Los Radiantes me llaman con sus cristales.
Mis años descienden en el cáliz de un instante.
Los Centelleantes me han rodeado
y me tienden sus ojos de oro.
El amor es una paloma de fuego que elevan.
Por fin llegaron.