14.11.09

Carmen Feito Maeso



LOS MÚSICOS

¿De qué tierra vinieron estos músicos tristes,
con voces incisivas y ojos de lunas frías?
Su música tortura corazones felices
y hace llorar imágenes de mármol y de arcilla.

¿Qué nefario artesano les dio esos instrumentos
henchidos de quejidos e inmensas agonías?
Al oírlos, recuerdo las cosas que están lejos
y solitarias noches en cabañas vacías.

Todas las tardes llegan a esta posada lúgubre,
sus lenguas, cual flamas de inquietos candelabros;
hablan con el sigilo de una monja que encubre
de un amor juvenil los pasados milagros.

¿De dónde sacan ellos el sentimiento amargo
que impregnan en sus voces al emitir sus cantos?
¿Es que sienten más hondo, más profundo y más claro,
o es que tienen un timbre más perfecto y exacto?

Su música pausada gotea en la penumbra
y ataja los destellos en todas las miradas.
El daño de otro tiempo todo el espacio inunda
y en un rincón del mundo ¡Lloran todas las almas!


*

ABANDONO

Las tragedias anclaron en un lago de sueños
que bordean los arbustos donde duermen los pájaros,
nosotros lo supimos en un rincón del tiempo
oloroso a jazmines y a maderas de sándalo.

Yo busqué las estrellas fugaces en la noche
para colgar deseos entre sus caudas blancas.
Y en esa intransigencia que ya bien me conoces...
brillaba aún tu luz, inmarcesible y alta.

Después, como si el mundo se hubiese trastornado,
te hundiste en la borrasca de sombra prematura,
la metáfora herida no tuvo ya un halago
capaz de renovar tu infinita ternura.

Vibraba en nuestra carne la música del viento
con el ritmo pausado de metrópoli triste,
nuestro amor era un nido completamente ajeno
a todo lo que vive y a lo que ya no existe.

La niebla del camino se disipó, y con ella
se evaporó el encanto del hada refulgente;
se fueron los gorriones felices de mi fecha
y un mundo de nostalgias cayó sobre mi fuente.

Te busqué sobre el árbol de savia dolorida
y en la estrella gigante que sirve a Dios de trono;
pero ya te habías ido por la sombra, y aprisa,
en el aire emergía el vaho de tu abandono.