20.8.11

La ópera de cuatro cuartos

La pieza de Brecht con canciones sobre el gángster Macheath, conocido como Mackie el Navaja, constituyó el mayor éxito teatral de los años veinte. La obra estuvo casi un año en cartel en el teatro Shiffbauerdamm, de Berlín, situado frente a la plaza que en la actualidad lleva el nombre del autor.
La acción de La ópera de cuatro cuartos transcurre en el Londres victoriano, en un ambiente de bandidos de diversa calaña. Sus dos protagonistas, el rey de los mendigos Peachum y el gángster Mackie el Navaja, son hombres de negocios que dirigen su actividad (criminal) con el rigor y la profesionalidad de una empresa burguesa. Con gran ironía, Brecht, que se hizo marxista en los años veinte, representaba ante su entusiasmado público burgués la idea de que es lo mismo ser empresario que criminal, es decir, que el capitalismo es un delito organizado.
La idea fundamental no permitía prever precisamente el éxito legendario que la obra tuvo entre el público burgués. Cuando, posteriormente, Brecht intentó explicarse este fenómeno, concluyó que la preferencia del burgués por las historias de maleantes se debe a que éste cree que los ladrones no son burgueses, pero que esto resulta tan falso como la presunción de que los burgueses no son ladrones. Brecht atacaba a su público de una manera tan entretenida que todavía hoy es ésta su obra más conocida.
La ópera de cuatro cuartos es la revisión y modernización llevada a cabo por Brecht de una parodia musical del siglo XVIII: The beggar's Opera (La ópera de los mendigos) del inglés John Gay. Con su comedia de pícaros, Gay había puesto al gobierno de su época en la mira. El jefe de ladrones Macheath era el poco agraciado retrato del entonces Primer Ministro británico, Robert Walpole, y la banda que lo acomañaba representaba su gabinete.
En la versión de Brecht, el rey de los mendigos Peachum es el jefe de la empresa " Amigo del mendigo". Gestiona su negocio de la compasión con diligencia profesional. Para ablandar el corazón de sus conciudadanos viste a sus colaboradores con ropa raída y pobre y les procura una apariencia mísera con costras, moretones y prótesis artificiales. Si uno engorda demasiado, lo despide porque el sobrepeso no provoca compasión. Los negocios de Peachum marchan fabulosamente. No es ajeno a su éxito el hecho de que posea el monopolio de la mendicidad: aquél que quiera mendigar en Londres tiene necesariamente que tratar con él. Los pordioseros deben obtener una licencia suya para poder trabajar y han de entregar la mayor parte de sus ingresos al rey de los mendigos.
Si Peachum controla la mendicidad, el monopolio del hurto callejero y del robo pertenece al gángster Makie el Navaja. Pese al acordado reparto de territorios laborales, Peachum y Mackie se enfrentan por una "mercancía" sobre la que ambos creen tener derecho: Polly, la hija de Peachum, que se ha casado con Makie contra la voluntad de su padre. Dado que, para Peachum ( y también en la opinión de Brecht, para toda la burguesía) incluso la boda de una hija es sólo un negocio, intenta sacar partido del fallido trato, aunque sea con posterioridad. Traiciona a su yerno denunciándolo ante la policía. Makie el Navaja termina en la cárcel y está previsto que sea ahorcado. En el último momento, llega la salvación desde las más altas instancias: la rein indulta al bandido y le da un título de nobleza. Le regala un palacio y una renta vitalicia. Ha triunfado la injusticia. Brecht escribió La ópera de cuatro cuartos como una crítica al capitalismo y camufló en su alegre opereta sus convicciones marxistas. Brecht insistió mucho en que los actores no cayeran en la tentación de representar a los bandidos como granujas sino todo lo contrario, es decir, personas respetables que sencillamente ejercen una actividad profesional sucia. En la escena de la boda de Mackie, en la que éste hace que se traigan montones de muebles robados, Brecht tenía la intención de mostrar las circunstancias que la sociedad burguesa impone al hombre que quiere fundar una familia: en el capitalismo, un burgués padre de familia tiene que convertirse forzosamente en un bandido si quiere mantener decentemente a los suyos. Polly, esposa de ladrón, hija burguesa en una sola persona, se metamorfosea en una mercancía que se intercambia entre hombres. Su amor por Mackie no cabe en su mundo social, porque en ese mundo no cuentan los sentimientos. El punto principal de la obra radica en que la liberación de Mackie es entonces justa, pero no porque el bandido sea inocente, sino porque Brecht considera que no hace nada que los demás no hagan: negocios sucios.

Fuente: A.L.López-Cultura, Bertolt Brecht