12.7.14

ÁNGELA ADÓNICA




Hoy me he tendido junto a una joven pura
como a la orilla de un océano blanco,
como en el centro de una ardiente estrella
          de lento espacio.


De su mirada largamente verde
la luz caía como un agua seca
en transparentes y profundos círculos
          de fresca fuerza.



Su pecho como un fuego de dos llamas
ardía en dos regiones levantado,
y en doble río llegaba a sus pies
          grandes y claros.



Un clima de oro maduraba apenas
las diurnas longitudes de su cuerpo
llenándolo de frutas extendidas
          y oculto fuego.

Pablo Neruda