26.1.11

Paul Éluard

Nosotros dos teniéndonos de las manos
y en cualquier lado nos creemos en nuestro hogar
bajo el árbol tierno bajo el cielo negro
bajo todos los techos cerca del fuego
en la calle vacía a pleno sol
en los vagos ojos de la multitud
al lado de los cuerdos y de los locos
mezclados con los niños y con los grandes
somos nosotros mismos la evidencia
los que se aman se creen siempre en nuestro hogar.



He cerrado los ojos para no ver nada
He cerrado los ojos para no llorar
Por no verte.
Dónde estan tus manos las manos de la caricia
Donde estan tus ojos la voluntad del día
Tú perdido todo ya no estás aquí
Para iluminar la memoria de las noches.
Yo perdido todo solo me veo vivir.



Viaje del silencio
Desde mis manos a tus ojos
Y entre tus cabellos
Donde unas doncellas de mimbre
Se adosan al sol
Mueven los labios
Y dejan a la sombra de cuatro hojas
Alcanzar su cálido corazón de sueño.



Nuestros ojos intercambian su luz
Su luz y el silencio
Hasta no reconocerse
Hasta sobrevivir a la ausencia.



Bocas ávidas de los colores
Y de los besos que las dibujan
Llama hoja agua sensible
Un ala las mantiene en su palma
Una risa les derriba.



Se inclina sobre mí
Corazón ignorante
Para ver si la amo
Confía olvida
Bajo las nubes de sus párpados
Su cabeza se duerme en mis manos
Donde estamos
Juntos inseparables
Vivientes vivos
Vivientes viviendo
Y mi cabeza rueda en sus sueños.