María
Teresa de las Mercedes Wilms Montt, (Viña del Mar, Chile, 8 de septiembre de
1893 - París, Francia, 24 de diciembre de 1921). Fue una escritora chilena de
principios del siglo XX. Considerada precursora Feminista, tuvo una vida
novelesca. Rebelde a los valores burgueses de su sociedad, fue internada a la
fuerza en un convento; con la ayuda de su amigo Vicente Huidobro, huyó a Buenos
Aires, en donde se rumoreaba de que el celebre poeta chileno, la pretendía.
Intenta ser enfermera en EEUU durante la Primera Guerra
Mundial pero es confundida y apresada como espía alemana. Amiga de los
escritores Gómez de la Serna,
Gómez Carrillo, Joaquín Edwards Bello, Víctor Domingo Silva, Ramón Valle-Inclán.
[Escribió Anuarí tras presenciar el suicidio
de un enamorado suyo de 19 años que, despechado por su rechazo, se quitó de
enmedio. Lógicamente, esto oscureció un tanto sus poemas... Teresa Wilms, de
circunstancias vitales complicadas (secuestrada un tiempo en un convento,
apartada de sus hijas...), de palabras sombrías y cegadoras, suicida, de
pensamiento anarquista y masón, librepensadora, caminante de lo oculto,
resistente a las feroces convenciones... Me pregunto cómo hubiera vivido y qué
hubiera pensado de una época como la nuestra.]
“¿De qué
mundo remoto nos llega esta voz extraña cargada de siglos y juventud? Tiene la
clara diafanidad del canto en las altas cimas, y no sabemos si es cerca o lejos
de nosotros cuando suena en el maravilloso silencio. Y extraña como la voz es
esta frágil y blonda druidesa que apenas posa sobre la tierra y tiene al andar
el ritmo del vuelo. Baja de la montaña sagrada, es toda hecha de nieve y de sol
de la cumbre. Arrastra el prestigio esotérico de algún antiguo culto al viento
y al mar, a la tierra y al fuego.
Estos
poemas, como versículos de un libro sagrado, hacen sonar la cadena de los
siglos, y tienen la misteriosa resonancia de las voces elementales. Pasa sobre
ellos el soplo profético: El barro recuerda la hora en que salió del caos, y el
espíritu la Divina
Cáligo. Con el dolor de la caída se junta el anhelo por
volver a la luz. Maravillosa virtud la de esta voz que golpea la puerta de
bronce del templo de Isis: Los ecos milenarios se despiertan, y las sombras
antiguas acuden al conjuro, pasan guiadas por la música de las palabras que se
abren como círculos mágicos en un aire nocturno.
Tiene esta
voz una gracia alejandrina, en ella se junta como en el antro de un viejo
alquimista, los verdes venenos de sierpes y plantas, las piedras cristalinas
donde están grabados los signos salomónicos, y las esferas de bronce que marcan
el camino de los astros paralelo al camino de las vidas. Maravillosa voz alejandrina
que renueva el temblor de las visiones apocalípticas, y la mística calentura
del fakir que deslíe su conciencia en el Gran Todo.”
Valle-Inclán
ALGUNOS POEMAS
***
...Es mi diario. Soy yo
desconcertadamente desnuda, rebelde contra
todo lo establecido, grande entre
lo pequeño, pequeña ante lo infinito...
Soy yo...
***
A pesar de que en mi alma se
albergan lastimeras cuitas
se ilumina mi rostro al reír...
Maldigo y es de tal manera
armónico el gesto de mis brazos en su
apóstrofe dolorido, que diríase
que ellos se levantan a impulsos de una
fuerza extraña...,
¡Oh siglo agonizante de humanas
vanidades! he cultivado un pedazo
de terreno fecundo, donde puedes
desparramar las primeras simientes
destinadas a la Tierra Prometida.
***
Una campana impiadosa repite la
hora y me hace comprender
que vivo, y me recuerda, también,
que sufro".
***
Así desearía yo morir, como la
luz de la lámpara sobre las cosas,
esparcida en sombras suaves y
temblorosas.
Regaló la noche al pantano una
estrella.
Centro de la esfera fangosa
irradiaba el astro en la podredumbre verde, palacio de reptiles.
Y en coro alrededor, lotus de
veneno surgían sapos inquietando el sosiego de los valles con el croar
siniestro.
Despertó el águila, y abandonando
la roca, voló hacia el plano.
El punto fulgurante marcó su
orgullo.
Creyó rasgar el azul para rozar
un astro y precipitóse al pantano putrefacto.
Llevóse la estrella la rapiña a
lo hondo, estampada en las soberbias alas.
Estallaron resoplando cual
instrumento, destrozados, los reptiles y los sapos.
***
Llega todas las noches a mi
alcoba.
Sin tener ojos me mira, sin tener
boca me habla, y su mirada y su voz son tan hondas como el silencio de los
sepultados.
Está muy lejos, y está conmigo,
piensa en mi cerebro y llora en mis lágrimas.
Cuando procedo mal, Anuarí
castiga mis huesos, atravesándolos del hielo de una carcajada sin dientes.
***
Vestido de la chía llegó anoche
por el espejo.
Sus manos cruzadas sobre el pecho
salían en pétalos de azucena por la negra manga.
El abismo de sus ojos tragóse
todas las sombras y en mi cerebro se hizo la luz.
Habló su boca sin palabras como
los viejos órganos de las catedrales y dijo: Duerme, duerme, el sueño es la
aurora del día eterno.
***
Frente a mi ventana cerrada
pregunto al tiempo cuánto más he de vivir.
Las sombras anegan mis persianas,
y apenas marca una delgada raya la claridad.
El reloj tiene titubeos de
corazón enfermo.
En un gesto convulsivo se crispan
mis manos sobre el papel.
Buscan el apoyo de la tierra.
***
Se ahogó mi risa en el espejo.
Largo crujido siniestro lanzó a
la noche el cristal de plata.
Una, dos… calló la hora, metal
frío de planeta en la rigidez del páramo.
Epiléptica de calentura la luna
se dio a los balcones.
Y el cadáver de mi risa es una
esmeralda blanda que al deshacerse vuelve en la superficie argollas y cruces
brillantes.
***
¡Anuarí! ¡Anuarí!
Espíritu profundo, vuelve del
caos.
Torna en misteriosa envoltura,
huésped de mis noches glaciales.
Que tus dedos de sueño posen
sobre mis párpados desvelados.
Ciérralos, Anuarí.
Veneno sublime, da muerte a mi
cerebro aterrado.
Quédate sobre mi fosa sonriendo
enigmático.
Sonrisas de ultratumba, sombra y
luz, sonrisa tremenda que me ha aniquilado.
¡Espíritu profundo, vuelve del
caos!
Se han muerto todas mis flores,
sólo queda para tu hambre la sangrienta herida de mi corazón partido.
Anuarí, Anuarí. ¡Sucumbo en el
torbellino de los astros locos que se precipitan!
¡Vuelve del caos!
Tomado de: http://misspubis70.blogspot.com.ar/2013/05/teresa-willms-montt.html