27.6.13

Antonio Tabucchi

Comentario formal de un fragmento de Sostiene Pereira
“Pereira se dirigió a su mesa y se sentó frente a su compañero. Silva le preguntó si quería un vaso de vino blanco y él negó con un gesto de la cabeza. Llamó al camarero y pidió una limonada. El vino no me sienta bien, explicó, me lo ha dicho el cardiólogo. Silva pidió una trucha con almendras y Pereira un filete de carne a la Strongonoff, luego, al cabo de un rato, Pereira preguntó a Silva qué pensaba de todo esto. ¿Qué es todo esto?, preguntó Silva. Pues todo esto, dijo Pereira, lo que está sucediendo en Europa. Oh, no te preocupes, replicó Silva, aquí no estamos en Europa, estamos en Portugal. Pereira sostiene que insistió: Sí añadió, pero tú lees los periódicos y escuchas la radio, sabes bien lo que está pasando en Alemania y en Italia, son unos fanáticos, quieren ahogar el mundo a sangre y fuego. No te preocupes, respondió Silva, están lejos. De acuerdo, continuó Pereira, pero España no está tan lejos, está a dos pasos, y tú ya sabes lo que está pasando en España, es una carnicería, y sin embargo había un gobierno constitucional, todo por culpa de un general mojigato. España también está lejos, dijo Silva, aquí estamos en Portugal. Será así, dijo Pereira, pero aquí tampoco van bien las cosas, la policía campa por sus respetos, mata a la gente, hay registros, censuras, éste es un estado autoritario, la gente no cuenta para nada, la opinión pública no cuenta para nada. Silva le miró y dejó el tenedor. Escúchame con atención Pereira, dijo Silva, ¿tú crees aún en la opinión pública?, pues bien, la opinión pública es un truco que han inventado los anglosajones, los ingleses y los americanos, son ellos los que están llenando de mierda, perdona la expresión, con esa idea de la opinión pública, nosotros no hemos tenido nunca su sistema político, no tenemos sus tradiciones, no sabemos qué son los trade unions, nosotros somos gente del Sur, Pereira, y obedecemos a quien grita más, a quien manda. Nosotros no somos gente del Sur, objetó Pereira, tenemos sangre celta. Pero vivimos en el Sur, dijo Silva, el clima no favorece nuestras ideas políticas, laissez faire, laissez passer, es así como estamos hechos, y además escucha te voy a decir una cosa, yo enseño literatura y de literatura entiendo bastante, estoy haciendo una edición crítica de nuestros trovadores, las canciones de amigo, no sé si te acuerdas de cuando la universidad, pues bien, los jóvenes partían para la guerra y las mujeres se quedaban en casa llorando, y los trovadores recogían sus lamentos, mandaba el rey, ¿comprendes?, mandaba el jefe, y nosotros siempre hemos tenido necesidad de un jefe, todavía hoy necesitamos un jefe. Pero yo soy un periodista, replicó Pereira. ¿Y que?, dijo Silva. Que tengo que ser libre, dijo Pereira, e informar a la gente de manera correcta. No consigo ver el nexo, dijo Silva, tú no escribes artículos de política, te encargas de la página cultural. Pereira dejó a su vez el tenedor y colocó los codos sobre la mesa. Eres tú quien tiene que escucharme con atención, replicó, imagínate que mañana muere Marinetti, sabes a quién me refiero, ¿no? Vagamente, dijo Silva. Pues bien, dijo Pereira, Marinetti es una alimaña, empezó cantando a la guerra, ha hecho apología de las carnicerías, es un terrorista, ha festejado la marcha sobre Roma, Marinetti es una alimaña y es necesario que yo lo diga. Vete a Inglaterra, dijo Silva, allá podrás decirlo cuantas veces quieras, tendrás un montón de lectores. Pereira se terminó el último bocado de su filete. Me voy a la cama, dijo, Inglaterra está demasiado lejos. ¿No tomas postre?, dijo Silva, a mí me apetece un trozo de tarta. Los dulces me sientan mal, dijo Pereira, me lo ha dicho el cardiólogo, y además estoy cansado del viaje, gracias por haber ido a recogerme a la estación, buenas noches y hasta mañana.”



La novela `Sostiene Pereira' del escritor italiano Antonio Tabucchi, narra la historia del personaje Pereira, un periodista solitario y ofuscado, que vive en Portugal en la década del 30. Su vida tomará un curso insospechado cuando se involucre con Monteiro Rossi, un joven italiano que se opone al régimen salazarista. Dado que habría infinidad de aspectos a examinar dentro de la obra, se ha seleccionado un fragmento para lograr así un análisis más detallado y profundo. Se ha escogido entonces, un pasaje ubicado en el capítulo noveno, donde el personaje Pereira mantiene un diálogo con su antiguo compañero de estudio, Silva. A pesar de haber sido compañeros en la universidad donde ambos estudiaron literatura, los años han traído un evidente antagonismo. Conocemos la personalidad de Pereira quien se ha mostrado, a lo largo de los ocho capítulos anteriores como un hombre confundido, que no desea comprometerse con la situación política actual, pero aún así no puede dejar de preocuparse. No conocemos tanto acerca del personaje de Silva, excepto por lo acontecido exactamente antes de la conversación (que no nos informa demasiado), y algunas palabras de Pereira, que demuestran que la discusión que se dará posteriormente será un hecho inesperado:

“Silva era un antiguo compañero de clase de Coimbra, [...], era un hombre culto, sensato, tranquilo y soltero, sería un placer pasar dos o tres días con él.”

En el ensayo presente se intentará mirar más de cerca algunos de los asuntos centrales, teniendo siempre en cuenta cómo es que el autor maneja los recursos literarios para lograr sus objetivos.

La estructura de esta obra es bastante singular al estar narrada en forma de declaración. Otra particularidad en la novela de Tabucchi, la cual se observa claramente dentro del fragmento seleccionado es el singular estilo que se le da al diálogo el cual se presenta sin las marcas gráficas propias (comillas o guión de diálogo), y en forma de continuo narrativo. A pesar de esto se puede seguir la interactuación de los personajes y se observa mayor rapidez y fluidez, evitando los cortes abrupto y ayudando a lograr un efecto de unidad. Otro factor que ayuda a esto mismo es el hecho de que la discusión entera se ensambla dentro de una cena y posee una organización cerrada. En la introducción se sirve la bebida, y finalmente concluye con el postre.

El tema más tangible en el fragmento (y el cual subyace a la conversación como un eje esencial), es el de el compromiso político. Pereira está consternado por la situación de Portugal, aunque en reiteradas instancias prefiere declararse neutro ante los temas políticos comprometedores. Pereira espera encontrar en Silva un sentimiento análogo de leve culpa, que él mismo experimenta. Silva, en cambio se mantiene firme en una posición de ignorancia ante la situación que lo rodea. No acepta los desastres que se están dando en toda Europa en aquel momento, bajo la excusa de que están lejos o de que `aquí en Portugal siempre fue así'.

En una primer instancia, el autor describe de modo detallado los movimientos y acciones de ambos personajes. Los interlocutores se situarán de modo enfrentado en una mesa, y entablaran a lo largo del pasaje, una conversación alterna. La escena resulta en cierto modo semejante a un certamen de ajedrez, con cada uno de los participantes realizando una movida a la vez. Ambos personajes parten de una discusión meramente formal, para ir aumentando la tensión gradualmente. La primera parte del fragmento, como ya hemos dicho antes, no demuestra la rivalidad de un modo explicito sino que sugiere un leve sentimiento de desacuerdo cuando Pereira no acepta el vino (aludiendo a sus problemas cardiológicos). A pesar de que se encuentra justificado, y la pregunta parece de lo más cordial, este evento nos está presagiando el advenimiento de un antagonismo.

La apertura de la discrepancia se da con la pregunta de Pereira, a la cual Silva responde con una nueva pregunta. Se abre así una serie de idas y venidas entre los dos actores: Pereira asegura que la situación es grave, y Silva se limita a desmentirlo reiteradamente (apelando siempre al mismo argumento):

“[...]No te preocupes, respondió Silva, están lejos.[...]”

Finalmente Pereira adopta una actitud más ofensiva al empezar a especificar más a lo que se está refiriendo:

“[...]Será así, dijo Pereira, pero aquí tampoco van bien las cosas, la policía campa por sus respetos, mata a la gente, hay registros, censuras, éste es un estado autoritario, la gente no cuenta para nada, la opinión pública no cuenta para nada[...]”

Silva se defiende de los ataques de su rival argumentando que en Portugal siempre ha sido así, que ellos son gente del Sur, ajenos a las ideas renovadoras de los anglosajones:

“[...] nosotros no hemos tenido nunca su sistema político, no tenemos sus tradiciones, [...], nosotros somos gente del Sur, Pereira, y obedecemos a quien grita más, a quien manda”

Silva está de acuerdo con el autoritarismo político, un poco porque es lo que siempre tuvo y lo que siempre fue. No ve una amenaza en eso, ni cree que debería cambiar. En cierto modo, Silva cumple el rol de personificar a toda aquella gente conformista que se niega a abrir los ojos frente a la atroz realidad apoyándose en la fuerza de la costumbre y el miedo al cambio. Pereira, como sabemos, es un personaje algo ambiguo al principio, el cual no entiende bien hacia donde encaminarse, y siente por un lado que no desea comprometerse políticamente, pero a su vez, no se siente del todo conforme con lo que está pasando. Este fragmento es uno de los primeros momentos en la novela en que el lector percibe que va a haber un cambio en el protagonista.

Silva continúa sus argumentos una vez más, llevándolo al ejemplo de la literatura. Es allí cuando Pereira expresa por primera vez la postura comprometida del periodista diciendo:

“[...]Pero yo soy un periodista [...] Que tengo que ser libre, [...] e informar a la gente de manera correcta.[...]”

Resulta sorprendente el hecho de que Pereira considere su responsabilidad informar a la gente cuando él es quien suele esconderse tras el telón de su página cultural. En cambio es Silva le recuerda esto:

“[...] tú no escribes artículos de política, te encargas de la página cultural.”

Pereira entonces consigue mostrarle a su compañero la forma en que estas dos materias están estrechamente ligadas. Uno no puede ser imparcial, porque no criticarlo sería no estar en desacuerdo con él. Obviamente el lector puede advertir la influencia que ha tenido la necrología de Monteiro Rossi en esto.

En lo estructural este fragmento posee indiscutiblemente una gran riqueza de recursos lingüísticos. Obviamente el más frecuentemente utilizado es el de la oposición, que se usa para destacar la rivalidad entre ambos personajes. Vemos diversas temáticas de oposición a lo largo del pasaje: norte y sur, periodismo y literatura, democracia (opinión pública) y autoritarismo. Por otro lado se observan ciertos paralelismos entre las palabras y acciones de Silva y Pereira. Un claro ejemplo de esto se da cuando en la primera mitad del pasaje, Silva, en señal de enojo deja el tenedor sobre la mesa. Más adelante y casi llegando al final de dicho fragmento, Pereira efectúa la misma acción. Las repeticiones también aparecen con el propósito de destacar ideas:

“[...]la gente no cuenta para nada, la opinión pública no cuenta para nada.”

Otro recurso al cual Tabucchi emplea reiteradamente son las enumeraciones las cuales tendrán una función importante para la argumentación de ambos personajes: cada uno dará la mayor cantidad de ejemplos que comprueben su argumento.

“[...] pero aquí tampoco van bien las cosas, la policía campa por sus respetos, mata a la gente, hay registros, censuras, éste es un estado autoritario [...]”

Este mismo recurso lo notamos en boca de Silva:

“[...]nosotros no hemos tenido nunca su sistema político, no tenemos sus tradiciones, no sabemos qué son los trade unions, nosotros somos gente del Sur [...]”

Finalmente la conversación llega a su fin, sin que los interlocutores hayan llegado a un acuerdo. El diálogo es cerrado en un modo similar al cual fue abierto; Pereira rechaza nuevamente la oferta de Silva (poniendo como excusa sus problemas cardiológicos) y se marcha.

Lo más notorio en este pasaje, sin lugar a dudas es el comportamiento del personaje Pereira que nos da un indicio de un posible cambio. Estamos acostumbrados a escuchar este tipo de críticas a la sociedad en que vive, como una voz interior y silenciosa, que jamás habría salido afuera en una discusión. Cuando mantiene conversaciones con personajes como Monteiro Rossi, Pereira siempre es cuidadoso de no decir nada comprometedor. En diversas ocasiones, además, se niega expresar su punto de vista, refugiándose en el hecho de que no le interesa la política (o no es el encargado de ello). Es evidente que los sucesos ocurridos durante los primeros siete capítulos (el encuentro con los dos jóvenes, las noticias proporcionadas por Manuel y el Padre Antonio, entre muchas otras cosas), han ido forjando en Pereira una sed de cambio que muy pronto se expresará y la cual se nota en este diálogo.

Tabucchi se vale de un uso inteligente de recursos para demostrar y resaltar a través de esta discusión, el punto de vista de Pereira, que está empezando a tomar un camino concreto (a causa de la influencia de Monteiro Rossi). La relevancia de dicho fragmento resulta entonces bastante clara: Silva es el personaje justo para que Pereira reaccione de este modo y demuestre sus ideas, que con otras personas se limita a ocultar.

Número de palabras: 1607

Bibliografía

Obras leídas:

    TABUCCHI, ANTONIO. Sostiene Pereira. Editorial Anagrama, Barcelona 1999

Obras consultadas:

    CARRETER F. L., CALDERON E. C., Cómo se comenta un texto literario, Editorial Cátedra, Madrid 1980

    DE RODRÍGUEZ CÁCERES, PEDROZA JIMÉNEZ, Literatura española 2 BUP, Editorial S/M, Madrid

Páginas de internet consultadas:

    http://www.complete-review.com/authors/tabucchia.htm

    http://www.republique-des-lettres.com/t/tabucchi.shtml

    http://www.siol.it/ospitiespeciale/li102.htm

    http://culturitalia.cibk.ac.at/pellizzi/tabucchi.htm

    http://www.pronto.it/Arte-e-Cultura/Letteratura/Autori/T/

Tabucchi, Sostiene Pereira, Editorial Anagrama Barcelona 1999, página 48

Op. Cit., página 54

Op. Cit., página 55

Op. Cit., página 55

Op. Cit., página 56

Op. Cit., página 56

Op. Cit., página 55

Op. Cit. Página 55

Op. Cit., página 55