12.10.13

Los versos de la calle

Hay demasiados versos en el mundo. Como el canalla que engendra y abandona, echo a andar otro atajo aunque nadie lo exija ni lo espere. Los veo formarse indefensos y salir en busca de alguien que los resguarde. La inmensa mayoría les da la espalda. Cuando ellos se acercan las personas desvían la mirada y hacen como si los versos no existieran.
    “En su desamparo los versos se drogan aspirando la Nada y se quedan inertes en la esquina. Algunos de dan valor para entrar en lugares públicos. Tampoco allí los toman en cuenta y el personal los expulsa de mala manera.
    “Entonces suben los vagones del Metro e intentan pregonar su mercancía entre la hostilidad, el desprecio o cuando menos la indiferencia de los pasajeros. No les queda más remedio que entrar en las casas cuando nadie los ve y tratar de abrirse camino en los ojos, el oído y la mente de quienes no los han invadido.
    “Cómo no vivirte agradecido si tú los recoges por un instante y los vuelves parte de tu voz interior, de tu respiración y el rítmico fluir de tu sangre. Al menos por esa noche los versos de la calle, los hijos de la inconsciencia y la intemperie, están a salvo. Mañana quién sabe. Sólo hay algo seguro: dentro de poco ellos también se habrán evaporado. Nuevas legiones atestarán las ciudades.”
 
 José Emilio Pacheco