13.2.10

Cristina Chain

Textos del libro Tijeras Turcas podaron mi…/ Ediciones Felicita Cartonera Ñembyiense, 2008.

1

Amo la explosión
de los coros
al alba
de todos los pájaros
en esta ciudad.

Cuando los sueños
aún no se evaporan.
Yo amo esa hora
de la tarde
en que ellos
lloran a la luz.

2

Podría decir que estabas esperando que este corazón mío, que
anoche soñó con peces nítidos, se ahogara solo.
Creo que nos hemos ido al mismo tiempo que la muerte de un
amor sin agua.

3

A esta hora no hay más música que los pasos al baño,
el refrigerador matando el hielo,
un teclado silencioso.
Nada resuena en los pasillos.
La historia no la viviste tú solamente,
la biografía se llena de ejércitos.
Esta vez se hilvanan otras coartadas,
donde se pierde el lobo incluso.
Y la niña con su feo nombre
sigue el sendero que la encuentra mintiendo.
Todo tiene su espejo.
mira sus dobles.
No me está gustando este paisaje
que refleja el crimen,
no me está gustando
el cielo ingenuo.

4

Ese vacío al que te lanzaste

Era el mío.

No el tuyo buscando alas para traspasar mi umbral.

Ese vacío era el mío.

El de la boca que no pudo alcanzarte como túnel hacia la esperanza.

5

Y yo vivamuerta me balanceo de izquierda a izquierda
atrapando un corazón que cuelga de un sauce y bajo el agua que
muere y se estanca yo vivamuerta canto como la niña que canta
sola yo locavivavivaloca canto sobre el columpio que rompe con
mis pies el agua.

6

¿Recuerdas
que me perdía
entre el humo
de eso que fumabas?
Cualquier camino
llevaba al amor
y lánguidos
caminábamos
hacia el final.

7

Después de todo un escorpión me mira desde
una esquina de la vigilia
y sobre todo traduce con mis ojos que ya no
habrá más miedo
que éste que se desdobla en placer

8

Y cuando observa los objetos sin disposición. sin anatomía.
Pequeños regalos anacrónicos. Cuadros desfallecidos. Piernas
incongruentes. Vellos que se despliegan y entierran. Grandes
detalles ajenos como un árbol lejano o una calle sin zapatos o el
gesto amargo
Cuando amenaza dejar de amar. Cuando vacila en el beso y ella
no es Isolda es sólo una mujer desconocida y un placard sujeto a
traumas. Cuando el amanecer ya no llega jamás y su blancura es
ensimismante la boca pálida las curvas no se desplazan.

9

Animadas y muertas
en los volcanes inertes
embriagadas cortantes cerradas asesinas
en sus pieles se acostaba
el animal enfermo

Huían del día
apagando túneles
mudas reventaban en la sal del cuerpo
Qué había en el cielo
cuando se cerraba la cortina
y se abrazaban garras lobas hijos nubes
O un soldado
apuntando al miedo
de su guerra entre los muslos